Vacaciones… Verano, viajes, unos días de relax… ¿Cuántos de nosotros vamos a desconectar de verdad? Hagamos inventario: al menos viajaremos con el smartphone, aunque es posible que vayamos también con reproductor MP3, tablet y portátil. Excusas para hacerlo hay muchas, no las vamos a exponer aquí, queremos llevárnoslo y listos.
Incluso si planeamos una escapada al campo, podremos llevarnos un cargador solar para las baterías, que últimamente hay pocos enchufes disponibles. Y en los campings he visto tarifas abusivas por un ratito de carga de móviles.
Pero el problema viene, de nuevo, a la hora de conectarnos. A no ser que tengamos una maravillosa tarifa de datos, poder engancharnos a una red WiFi es casi necesario, aunque sea solo por la velocidad y poder bajarnos los cientos de fotos que nos van a mandar por WhatsApp. Aquí viene el problema. Por mucho que insistamos, la tentación de conectarnos a una red WiFi “pública”, es decir, sin contraseña, es muy grande. Pero la inseguridad en ese caso, también.
La contraseña en una red WiFi tiene dos funciones fundamentales. Una, la de evitar que se conecte alguien a esa red sin estar autorizado. Al necesitar la contraseña, o la conoces o no podrás conectarte. Aquí hay mucho que decir, por supuesto, acerca de la seguridad de determinados tipos de redes WiFi, de la posibilidad de que se pueda “reventar” la contraseña…, pero eso es otro tema.
Pero es que además de ser una barrera contra usuarios no autorizados, la contraseña se emplea para cifrar los contenidos que se transmiten por la red WiFi. Así, si alguien estuviera “escuchando”, es decir, interceptando los contenidos, no podría entenderlos, ya que están cifrados y son ininteligibles. Vale, que sí, que es en teoría, que se puede conseguir escuchar, pero sigamos en el plano teórico.
En numerosos sitios vamos a ver que la conexión está abierta, pero solo podremos conectarnos a Internet si proporcionamos una contraseña en nuestro navegador. Suele pasar en hoteles y similar, en sitios en los que cobran por una conexión. Esa contraseña no tiene absolutamente nada que ver con la contraseña anterior de la que hablábamos.
Por mucho que nos parezca que navegamos con una contraseña, todo lo que transmitamos será en abierto, es decir, podrá ser observado y espiado. Únicamente nos han dado un permiso para conectarnos a Internet, no es ningún sistema de seguridad de la información, sino un sistema de seguridad interno del sitio al que nos estamos conectando.
Mucho cuidado, no confundamos qué contraseña estamos poniendo y creamos que ya estamos seguros. En cualquier caso, si la red es desconocida, el cortafuegos debemos cambiarlo a un modo de protección estricto, para evitar problemas. Porque todos tenemos un cortafuegos… ¿o no?