Debe ser que esto del “basureo” informático se ha puesto de moda. Parece que no solo yo, sino que Angelucho, el buen amigo de ESET, Héroe Digital 2013, también le pica la curiosidad. Y ahora me toca a mí… pero un “basureo” distinto. Mis grandes amigos Ángel y Mar me trajeron el otro día a casa una auténtica reliquia informática. Se trataba nada más y nada menos que un ordenador “portable”. No, no me he equivocado. No es portátil, es “portable”. Eso quiere decir que es un ordenador, sí, pero que puedes llevarlo de un sitio a otro, poco más. Con sus casi 14 kg de peso, el famoso IBM Portable PC de 1984 (30 años, 30) fue una auténtica revolución.
Ya no hacía falta tener que desplazar todo el equipamiento informático de manera engorrosa: monitor, cables, teclado…. Todo estaba unificado en un solo dispositivo. La pantalla no era gran cosa, 9 pulgadas, cualquier tablet de hoy en día (y casi algunos teléfonos) son más grandes, pero te apañabas bastante bien. Y si eras un intrépido yuppie ochentero, qué más le puedes pedir a la vida que tener un ordenador que puedes transportar. Ese equipo tenía dos disqueteras, carecía de unidad de disco duro. Y eso era un problema… solucionable con la unidad IBM 5161 y un disco duro de ¡10 Mb! ¿Peso? Otros 13 kg. Así que nos ponemos en más de 25 kg de peso para un ordenador y su disco duro. ¿A qué viene todo esto? Pues que en un arranque de nostalgia y de “basureo”, querían ver la posibilidad de recuperar la información de ese disco duro. En principio se veía difícil la aventura, pero un maravilloso puerto serie en el ordenador portable y un puerto USB en otro ordenador “un poco” más moderno hicieron la tarea. Sin excesivas dificultades conseguí establecer comunicación con los dos sistemas (9600 baudios, tampoco como para tirar cohetes) y volcar la información.
Poco a poco los ficheros de WordPerfect, de VisiCalc y de Autocad fueron desfilando hasta el portátil moderno. Hasta que de repente, saltó una alarma en pantalla. En la pantalla LCD, no en la pantalla de fósforo ámbar del antiguo. ¡Acababa de encontrar un virus! Un estupendo Jerusalem, o Viernes 13 como se conocía por aquí. Qué nostalgia más grande, qué sensación de volver atrás en el tiempo a una época donde no existían los nativos digitales, a cuando Internet era un experimento en Estados Unidos, a cuando las BBS eran lo más en el mundo digital. Snif, snif…. Casi se me cae una lagrimita.
Una vez superado el ataque de morriña, y habiendo limpiado el virus, completé la copia y se la di a mis amigos en un USB. Vuelta al año 2014. Pero la derivada de esto es muy curiosa. ¿Cuántos sistemas antiguos son una bomba vírica en potencia? ¿Cuántas copias de seguridad almacenan cantidades ingentes de malware? A la hora de hurgar en información antigua, debemos tomar las mismas precauciones que si fuera moderna: un buen antivirus, por supuesto. Porque todos tomamos esas precauciones, ¿no?