La cantidad de información que recibimos a través de Internet es enorme y el ritmo en el que la recibimos frenética, a todas las edades. Internet se ha convertido en uno más de la familia, tal y como demuestran las cifras publicadas por el INE en su último informe sobre uso de Internet. La franja de edad de 16 a 34 roza el 100% y de 35 a 54 no se aleja mucho con un 98% y 97%, respectivamente.
Por otro lado, una encuesta en 2020 del I Observatorio de la Generación Z a través del smartphone revelaba que más del 90% de los niños entre 10 y 14 años cuenta con un teléfono móvil de última generación, cifra que aumenta hasta el 95% entre los jóvenes de 15 a 17 años. Sin embargo, el uso de estos dispositivos lo encontramos en franjas de edad todavía más tempranas como lo demuestran otros estudios, como el de la revista Pediatrics, según el cual el 35% de los menores de entre 3 y 5 años tienen su propia Tablet o smartphone.
Sin embargo, ¿cuál es el problema de este uso generalizado de dispositivos entre los más pequeños? La cantidad de información que recibimos. Los bulos y las noticias falsas están a la orden del día. Una de las plataformas por donde más circulan es por Whatsapp, el servicio de mensajería más popular del mundo. Según datos de la organización Net Children Go Mobile el 46% de los niños españoles utiliza Whatsapp a diario para hablar con amigos y familiares.
Consejos para ayudar a los menores a reconocer un bulo
Los bulos y las fake news ya son una realidad en nuestro día a día. ¿Qué podemos hacer para ayudar a los menores a distinguir una información falsa e inventada entre el aluvión de información que reciben al día en sus dispositivos? Desde ESET te contamos 4 consejos al respecto.
- Ayuda a los menores a comprobar la fuente
Es fundamental enseñar a los más pequeños quién ha compartido y publicado una historia concreta. ¿Cómo está escrita la historia? ¿Es sensacionalista el lenguaje o está lleno de términos exagerados? Los creadores de estas historias utilizan ciertas palabras o expresiones para evocar sentimientos como la conmoción, el terror o la pena. Esto anima al lector a desconectar la parte racional de su cerebro y actuar sin pensar.
Intenta enseñar a los menores a pedir siempre pruebas y a contrastar la información que están recibiendo. Incluso los medios de comunicación pueden a veces publicar información incorrecta. Enseña a tu familia a pedir cifras, estudios e información sobre por qué una afirmación es cierta.
- Examina las pruebas
La mayoría de los bulos y noticias falsas que se comparten siempre incluyen alguna “prueba” visual, como una imagen o un video. Enseña a los más pequeños a hacer zoom en una imagen y a buscar pistas visuals como cartels de calles o tiendas, matrículas de coches o anuncios. Si una noticia viral dice ser de Israel, pero los cartels de las calles están en español, probablemente sea falsa.
Otra gran herramienta es la búsqueda inversa de imágenes. Hay muchas como el propio Google o TinEye. En estos motores de búsqueda y sitios web dedicados basta con subir o pegar un enlace a una imagen y el resultado muestra dónde se ha utilizado esta imagen. A veces, el resultado te lleva directamente a una web que recoge información sobre bulos y noticias falsas.
También Podemos comprobar la veracidad en sitios web especializados como la Oficina de Seguridad del Internauta y Maldita.es, entre otros.
- Afina tus antenas de escepticismo
Es importante, antes de permitir que los menores utilicen Internet y las redes sociales, que les enseñes a ejercer un sano nivel de escepticismo. Repíteles que no todo lo que un adulto, un familiar, un amigo o influencer ha compartido en Internet es automáticamente cierto.
Hay muchas cuentas en las redes sociales que se especializan en compartir bulos y noticias falsas. Pueden ser bots, operados automáticamente por algoritmos. Enséñales a detectarlos. Utilizan el mismo lenguaje sensacionalista y exagerado que los sitios web de noticias falsas y suelen compartir muchas de las mismas publicaciones a las mismas horas a lo largo del día.
- Practica lo que predicas
Como en todo, los menores tienden a reflejar el comportamiento de los adultos. Si no quieres que estos crean en bulos o los compartan, no los compartas tú, ni en casa ni en Internet. Si lo has hecho por accidente, explícales que fue un error, por qué era un bulo y por qué caíste en él. No solo aprendemos de los errores de los demás, pero con una comunicación abierta puedes ayudar a aprender de los ejemplos, buenos y malos, de sus familiares adultos.