Entre los consejos que solemos dar a niños, adolescentes y a sus padres y profesores en las charlas de privacidad y seguridad en redes sociales hay uno que no nos cansamos de repetir. Este no es otro que mantener la guardia bien alta ante personas que solo conocemos online porque puede que nos estén engañando aparentando ser quienes no son.
Este tipo de engaños se suele producir para ganarse la confianza del usuario y obtener así información que, de otra forma no proporcionaríamos voluntariamente. Muchas veces tendemos a pensar que los menores son los más vulnerables ante este tipo de engaños y hay parte de razón en ese pensamiento. No obstante, cualquiera puede ser engañado si se conocen nuestras debilidades y se aprovecha la información que alegremente proporcionamos en las redes sociales.
Y es que la cantidad de información que cualquiera con malas intenciones puede obtener de nosotros en Internet es mucho mayor de lo que nos pensamos. De esto se aprovechan todo tipo de ciberdepredadores que se hacen pasar por menores y entablan conversaciones en todo tipo de chats, redes sociales o juegos online que frecuentan niños y adolescentes.
Hay una cosa que juega a favor de estos ciberdepredadores y es la “necesidad” de muchos usuarios de conseguir el máximo número de contactos posibles, como si de una competición de fama se tratase. De esta forma, muchas veces aceptamos de forma inconsciente a contactos que no conocemos de nada simplemente porque la foto que muestran nos atrae.
El problema viene cuando, de forma inconsciente, revelamos poco a poco detalles de nuestra vida privada que pueden ser usados en nuestra contra. De esta forma, un ciberdepredador puede obtener fotografías comprometidas de los menores con los que ha entablado contacto y amenazarles con difundirlas si estos no le proporcionan más material con contenido sexual.
Un problema con el que nos podemos topar los adultos, si confiamos demasiado en un contacto de las redes sociales, es la revelación de secretos confidenciales de nuestro trabajo, algo que puede ser usado por nuestra competencia o un atacante. Esta técnica de ingeniería social es algo que se produce a diario y no son pocos los secretos corporativos conseguidos de esta forma.
Es por ello que debemos ir con cuidado a la hora de aceptar a desconocidos a nuestra lista de contactos en las redes sociales y vigilar también que nuestros hijos no acepten a cualquiera como posible amigo. Ya es bastante tedioso tener que lidiar con alguno de nuestros contactos conocidos como para encima preocuparnos del daño que pueda ocasionarnos alguien con malas intenciones y que no conocemos de nada.