Supongo que lo habréis visto, pero los telediarios del fin de semana dedicaban una buena porción de su tiempo a informaciones novedosas sobre ciberataques. Y no solo los telediarios, el diario El País, en la edición dominical tenía en portada el ataque cibernético de Rusia y China a España. No es que me alegre, pero parece que por fin empezamos a ser conscientes de que la ciberguerra y los ciberataques de verdad existen, y pueden llegar a hacer mucho daño.
Pero no voy a hablar de la ciberguerra, tema al que hemos dedicado muchísimos post en este blog, sino de otra de las noticias que saltaban a la luz el domingo relacionadas con ataques cibernéticos: la detención de un exdirectivo del Grupo Intereconomía y de tres expertos informáticos por el ataque que habían lanzado contra PR Noticias. Lo podemos leer en muchos sitios, como El País, pero no cuentan por qué ha sucedido todo esto. Dejadme que os haga un poco de historia, porque por razones personales, lo conozco un poquito.
Un familiar mío tuvo problemas con el Grupo Intereconomía: fue una de las personas que salió de la empresa en uno de los expedientes de regulación de empleo que esta llevó a cabo. Y digo uno de ellos, porque en los últimos tres años no ha hecho más que reducir plantilla o sustituir personal con experiencia en la empresa por equipos subcontratados a través de empresas de trabajo temporal. Hasta aquí, nada que pudiera sorprender a nadie.
El tema es que cada ERE era un gran problema, dado que presentaban informes y datos de dudosa veracidad, engañaban en las negociaciones, no pagaban las indemnizaciones, etc… Es decir, los trabajadores que estaban litigando contra la empresa para conseguir su despido digno, siempre asesorados y dirigidos por gabinetes de abogados, se enfrentaban a una carrera sinuosa de obstáculos en la que la falta de información y de datos era una constante.
Hasta que PR Noticias, un medio online especializado en el sector de los medios de comunicación, entre otros, comenzó a publicar artículos sobre temas internos de la empresa, obviamente filtrados por alguien desde dentro: desde planes de la empresa a comunicados internos y confidenciales, operaciones económicas, supuestas entradas de capital en el accionariado, cambios de titularidad de empresas para eludir responsabilidades, etc.
Cada día había una noticia nueva, de las que se nutrían los trabajadores despedidos, y sus abogados, que en esos momentos estaban o en procesos de negociación o en litigios abiertos con la empresa. Tal era el flujo de información que se convirtió en el diario de Intereconomía. Hasta que un día dejaron de publicar contenidos sobre el Grupo. Así, sin más ni menos, de la noche a la mañana.
Los que seguíamos de cerca este flujo de información pensamos que la “garganta profunda” que filtraba la información de la empresa simplemente había desaparecido. Y que, por lo tanto, el flujo de noticias había desaparecido. Y si no hay filtraciones ni nada nuevo que contar, no hay noticias.
Pero no, ahora, al cabo del tiempo, nos enteramos de la verdadera razón: Luis Sans, el exdirectivo del Grupo detenido en la operación, era conocido internamente como “el liquidador”, ya que había sido contratado para liquidar financieramente la empresa.
Pues bien, debió considerar que PR Noticias estaba sobrepasando la raya, o bien no encontró a su garganta profunda, y no se le ocurrió otra cosa que contratar a tres informáticos para comenzar a lanzar ataques de denegación de servicio (DDoS) contra el medio, supongo que como medida de advertencia para que dejara de publicar dicho contenido. Podéis ver aquí el comunicado oficial de PRNoticias.
Si lo piensas bien, es paradójico: un grupo de comunicación que ataca a otro medio de comunicación porque no le gusta lo que se publica sobre él. Y digo yo, ¿no habría sido más sencillo buscar a quien filtraba las noticias desde dentro en vez de intentar matar al mensajero?
No será la primera vez que algún conocido, enfadado por alguna situación en concreto, me ha preguntado si conocía a algún ciberdelincuente para hacer “trastadas” online. Entiendo que en momentos de enfado se pasen estos temas por la cabeza, pero yo siempre les digo lo mismo: es un delito. Así que mejor buscar formas alternativas de arreglar las cosas de forma amistosa y no correr riesgos, que a la larga puede traernos consecuencias.