De los más de tres mil artículos con los que cuenta este blog este es, sin duda alguna, el que más me ha costado escribir. Aun con los sentimientos a flor de piel, y cuando apenas hace unas horas que le hemos dado el último adiós, cuesta mucho no emocionarse al tratar de escribir unas líneas que sirvan de pequeño homenaje a la grandeza de Angelucho. Otros compañeros ya lo han hecho con gran acierto, compañeros como Chema Alonso, Manuel Guerra, Lorenzo Martinez, Informática Eloy, congresos tan importantes como RootedCON o publicaciones como Hacker Car. En los próximos días seguro que leeremos muchos otros artículos y se rendirán merecidos homenajes en diversos congresos y eventos de todo tipo por toda la geografía española. Esa era la grandeza de Angelucho, querido y respetado por todos gracias a que lo daba todo sin pedir nada a cambio.
A pesar de todo lo que trabajó durante su vida para ayudar a los demás dentro y fuera del ciberespacio, el nunca lo consideró suficiente. Eso es algo que, como miembro de la Guardia Civil durante muchos años de servicio llevaba interiorizado y su filosofía de vida la aplicó tanto en misiones de paz internacionales como luchando contra el crimen tanto en el mundo físico como digital.
Ángel era una persona que te impactaba nada más verlo, no solo por su presencia imponente que te hacía medir tus palabras cuando lo acababas de conocer (aunque luego fuera un trozo de pan), sino por como se abría al resto tratando de ayudar en todo lo posible y proponiendo colaboraciones entre muchos de los que componemos la comunidad de la ciberseguridad en España. A algunos de mis mejores amigos dentro de este mundo los conocí gracias a él y su influencia es patente en todos y cada uno de nosotros.
La parte más conocida de Angelucho era la gran labor que realizaba como concienciador, avisándonos de los peligros de la red para que pudiéramos permanecer alerta y pudiéramos disfrutar de sus bondades. El nunca trató de demonizar Internet ni los dispositivos que usamos para conectarnos a ella, jugar y relacionarnos con otras personas. Siempre animaba a los menores y adultos a descubrir por ellos mismos todo lo bueno que Internet podía ofrecer, sabiendo que tenía su parte oscura y encargándose de mostrarla para que actuáramos en consecuencia. Esta actividad de concienciación la empezó en un blog personal que llamó, muy acertadamente, “El blog de Angelucho” donde ofrecía consejos de seguridad para el internauta básico pero pronto comprobó que había gente que necesitaba ayuda para defenderse en Internet y que no sabía siquiera acceder a este tipo de blogs.
A raíz de esa labor de concienciación se fundaron las jornadas X1RedMasSegura, jornadas que, durante varios años animaron precisamente a aquellas personas que no estaban dentro del mundo de la ciberseguridad a informarse de una forma clara y concisa de los peligros a los que se enfrentaban en la red día a día para, así, protegerse adecuadamente. Estas jornadas nunca pretendieron equipararse con los múltiples congresos de ciberseguridad que existen y existieron en España, puesto que ellos ya hacen una gran labor entre el público que tiene pasión por la ciberseguridad. La idea era otra, y se resumía en ayudar a todo aquel que necesitase ayuda para desenvolverse en el mundo digital, independientemente de su edad y conocimientos previos.
Por supuesto, esta iniciativa y el carisma de Ángel atrajo a muchas personas de diferentes ámbitos a colaborar de forma altruista. Muchos de ellos establecimos una relación personal que aún perdura a día de hoy y, siguiendo el ejemplo de Angelucho, continuamos con esa labor.
Además, Angelucho tenía un especial interés en ayudar a aquellas personas mal llamadas “discapacitados” a los que él prefería llamar “muy capaces” y no fueron pocas las visitas que realizó a diferentes centros ocupacionales. Entre todos ellos, tenía espacial admiración y respeto por los usuarios del Centro Ocupacional Jose Antonio Bodoque de nuestra ciudad, Ontinyent, a los que visitaba todos los años, siempre que la situación lo permitiese. Tuve el honor de acompañarle en este tipo de actividades y la admiración que despertaba entre los usuarios al ver que alguien escuchaba y entendía sus problemas en Internet era palpable. Ellos siempre nos trataron como si fuéramos familia suya, esperando nuestra visita como una de las mayores celebraciones del año.
En lo profesional, Angelucho vivió intensamente, dedicándose a la ciberseguridad tanto en su paso por el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil como, posteriormente, en su paso por la empresa privada como Director de Seguridad en Smart HC. Sin embargo, no importaba lo ocupado que estuviese, siempre tenía un hueco disponible para atender tu llamada y ayudarte en lo que necesitases. Además, muchos de los consejos que ofrecía a todo aquel que quisiera aprender a estar seguro en Internet los plasmó en su libro X1Red+Segura, que sigue disponible para su descarga de forma gratuita alojado en los servidores de la Guardia Civil.
No era extraño, pues, verlo en congresos de todo tipo, de los de traje y corbata y también en los de vaqueros y camiseta. Ángel se amoldaba a lo que hiciera falta ya que el tan solo perseguía un objetivo, hacer de Internet un lugar más seguro concienciado a los usuarios y formando a su alrededor un grupo de amigos y colaboradores que le ayudáramos a transmitir su mensaje. En reconocimiento a su labor fue premiado y mencionado con honores en varias ocasiones, aunque a Ángel no le interesaban los premios a su persona, sino que se reconociese la necesidad de continuar con lo que él había empezado para ayudar así a más gente.
Ayer, en su despedida, nos volvimos a reunir muchos de esos amigos que Angelucho había unido y lo recordamos como la gran persona que fue y apoyamos en estos difíciles momentos a su mujer Virtu y su hijo David, quienes le acompañaron por toda España a todo tipo de eventos y fueron parte indispensable para que Ángel realizara la misión que se había propuesto. Por las fechas o la distancia, muchos otros no pudieron asistir a despedirle, pero sabemos que ellos también tenían sus pensamientos puestos en Angelucho, su familia y en todo lo que representaba.
A título personal están siendo momentos muy duros para mi y para otros muchos que lo teníamos como nuestro padre digital. Va a resultar muy difícil asumir que ya no está ahí para responderte a cualquier inquietud, siempre mirándote con una media sonrisa, de la cual deducías que está preparando la siguiente broma para gastarte. Es difícil encontrar a alguien así, con tan gran corazón y dispuesta a darlo todo por los demás y va a ser un ejemplo a seguir durante muchos años.
Ángel, donde quieras que te encuentres en estos momentos, que sepas que tus amigos te llevaremos siempre en nuestros corazones, como lo harán también todos aquellos a los que serviste como ejemplo. Nos has dejado una huella imborrable y vamos a hacer lo posible para que esta perdure en el tiempo. Sabemos que aliados no nos van a faltar, porque solo mencionar tu nombre son muchos los que se prestan a colaborar en lo que haga falta. Dicho esto y, aunque ya no estés físicamente con nosotros, siempre estarás presente y, como tu muy bien decías “Nos vemos en la red”.