Tras unos días de reuniones familiares, cenas copiosas y muchos regalos, es muy probable que tanto en Navidad, como en Reyes Magos, hayamos regalado o recibido para alguno de nuestros hijos/nietos/sobrinos algún juguete conectado. Es probable que el receptor de este regalo lo haya recibido con mucha ilusión pero es esencial tener en cuenta una serie de puntos para garantizar que se hace un buen uso de ellos.
Juguetes cada vez más conectados
Los juguetes con algún tipo de conectividad (ya sea directamente a Internet o a otro dispositivo) ya llevan con nosotros unos cuantos años. Muchos de los que trabajamos en el sector de la ciberseguridad recibimos con cierto recelo el lanzamiento de Hello Barbie, allá por el lejano 2015. Actualmente, los fabricantes de juguetes han abrazado las posibilidades que les brinda la tecnología y ya es frecuente ver juguetes conectados entre los regalos que reciben los más pequeños de la casa.
El hecho de que un juguete disponga de una conexión a Internet o pueda ser controlado remotamente desde otro dispositivo como un smartphone o una tablet no tiene que ser malo, siempre que se haga cumpliendo con unos mínimos estándares de seguridad. El problema viene cuando el fabricante se olvida o decide no implementar una mínima capa de seguridad y esto termina afectando al usuario.
Puntos a tener en cuenta
Por ese motivo, a la hora de regalar o recibir uno de estos juguetes debemos revisar una serie de puntos para asegurarnos de que todo está en orden. Los más importantes serían:
– Revisar si dispone de medios de grabación de vídeo/audio: muchos juguetes incorporan una cámara o un micrófono que permite registrar imágenes y audio de su usuario (que en la gran mayoría de los casos será un menor). Conviene revisar si esta funcionalidad se puede desactivar a nuestra elección o, si por el contrario, se encuentran siempre activadas.
– Conectividad inalámbrica: son muchos los juguetes que ofrecen algún tipo de conectividad, ya sea por wifi, Bluetooth o NFC, por lo que deberíamos revisar si se nos permite desactivar este tipo de conectividad a nuestra voluntad. Además, en el caso de que el juguete se conecte por wifi deberemos asegurarnos de que nuestra red está debidamente protegida para evitar que un intruso pueda acceder al juguete conectado y, por ende, al menor que lo utiliza.
– Conectividad con aplicaciones y otros dispositivos: relacionado con el punto anterior, muchos juguetes permiten conectarse a aplicaciones para controlar toda o alguna de sus funcionalidades desde un dispositivo móvil. Debemos asegurarnos de que estamos utilizando la app oficial y que no se solicitan permisos excesivos que puedan comprometer la seguridad y privacidad de los datos recopilados por el juguete.
– Protección y uso de datos personales: si el juguete está conectado y registra algún tipo de información personal, debemos asegurarnos de que esa información va a tratarse y utilizarse de acuerdo con la legislación vigente. Esto implica leernos los documentos relacionados con la política de privacidad para asegurarnos de que estos datos se tratan de forma segura y no se están utilizando con una finalidad comercial ni se ceden a terceros.
– Buscar información del juguete a regalar o recibido: demasiadas veces nos preocupamos únicamente de que el juguete le guste al niño o incluso de su precio. Sin embargo, no son pocos los ejemplos de vulnerabilidades y fallos a la hora de proteger la privacidad de sus usuarios en los que se han visto envueltos varios fabricantes de juguetes. Convendría hacer una búsqueda previa antes de comprar o empezar a utilizar uno de estos juguetes para evitar encontrarnos sorpresas desagradables.
Conclusión
Si seguimos los puntos que hemos mencionado en este artículo evitaremos regalar juguetes inseguros o incluso inadecuados. Además, si queremos profundizar en este tema, contamos con recursos gratuitos de la mano del portal de ESET Digipadres o del portal Internet Segura For Kids que ofrece el Instituto Nacional de Ciberseguridad.