Sí, ya sé que suena un poco radical, pero es que lo es. Veamos… Pongámonos en el caso de que cualquiera de nosotros encuentra cualquier tipo de contenido que no queremos que esté en la Red. Nuestra primera intención será acudir a Google para intentar contactar con alguien “humano”, pero desde ya te digo que nos va a resultar bastante complicado, porque no suele haber un teléfono o un email de soporte publicado por ningún lado, más bien al contrario: formularios y solicitudes que nunca sabes si se reciben, quién las lee, etc.
Durante muchas conversaciones con la Policía Nacional y con abogados especializados en Internet, me han comentado que es muy complicado conseguir que un contenido sea eliminado. Hace poco coincidí con una persona especializada en Derecho de Internet y me comentó que estaba a punto de celebrarse un juicio en Europa porque alguien con una intención nada buena había publicado que su cliente tenía el virus del VIH, lo que le había perjudicado profesionalmente.
Habían acudido tanto al responsable de la publicación en cuestión como a Google, y no habían conseguido nada. Así que los trámites legales les había llevado hasta el Tribunal de Derechos Humanos… Espero sinceramente que lo ganen, porque todos tenemos derecho a nuestra privacidad y a nuestra intimidad.
Porque claro, independientemente de Google, tenemos que tener en cuenta que este no es más que un agregador y clasificador de información. Lo que se conoce como un buscador, sin más ni menos. El contenido que elimina Google está alojado en alguna parte, y el hecho de que no aparezca en los resultados de búsqueda, no quiere decir que se haya borrado para siempre, porque sigue estando en la web que originalmente lo ha publicado.
Seguro que conoces algún caso en el que la eliminación de contenido no adecuado se convierte en una auténtica pesadilla. Para empezar, porque primero tienes que contactar con el administrador de la página en cuestión que contiene la publicación, labor bastante complicada habitualmente.
Si consigues contactar, tienes que pedirle amablemente que elimine el contenido, y ahí ya dependes de que también amablemente quiera hacerlo, porque muchas veces los límites de la libertad de expresión y de información se topa de bruces con el derecho al honor, a la intimidad y a la privacidad. Claro está que si el individuo en cuestión lo ha hecho para perjudicarte, no lo va a eliminar.
Si consigues que lo elimine, entonces el tema se facilita, porque para Google, ese link indexado pasa a ser un hipervínculo huérfano, y por lo tanto, da un fallo. Si lo reportas a través de la herramienta de Google para Webmasters, en un plazo no superior a las 48 horas, tanto el link como la copia en caché de ese contenido desaparece. Pero lamento comunicarte que esto solo sucede en el 1 % de las ocasiones.
Si no has conseguido contactar con el administrador, entonces puedes acudir a las herramientas de Google directamente. Contempla dos supuestos diferentes: el primero, que consideres que dicha información está vulnerando alguna ley aplicable, quedando la decisión en manos de Google. Sobra decirte que si no es con un mandato judicial, es bastante complicado que se elimine nada. Al menos, yo no conozco ningún caso, más bien al contrario, conozco casos de muchas negativas.
El segundo supuesto es que haya información confidencial tuya indexada en Google, por lo que nos topamos de nuevo con Google, al que tenemos que dejar decidir qué es información confidencial y qué no lo es. Porque… que alguien tenga el VIH, ¿no crees que es información muy confidencial?
Pues bien, mira tú por dónde, me topo con esta noticia: Google va a facilitar herramientas a los usuarios para que, a su muerte, dejen una especie de testamento digital en el que manifiesten si quieren que su información sea borrada tras el deceso o sus cuentas transferidas a algún familiar o amigo para que las administre, suspenda o haga lo que quiera con ellas.
Paradójico, ¿no? Es decir, que si en el ejemplo anterior este señor finalmente fallece (¡ojalá que no!) se hubiera ahorrado años de litigio y gastos de abogados y tribunales, porque simple y llanamente podría elegir que se borrara toda su información y asunto solucionado. Eso sí, demasiado tarde quizá…
La herramienta la han llamado “Administrador de cuentas inactivas” y se encuentra en el administrador de tu perfil general para los productos de Google. Evidentemente, en esta herramienta no hablan de forma específica del deceso del usuario, pero sí destapan su verdadero objetivo en su blog de privacidad de UK.
Eso sí, nos ha encantado tanto el último párrafo del post como el último comentario que un usuario ha publicado:
Donde Andreas Tuerk, Product Manager de Google, el autor del artículo, afirma “Esperamos que esta nueva funcionalidad os permita planificar vuestra vida digital tras fallecer –en el sentido de proteger vuestra privacidad y seguridad- y que haga la vida más fácil a aquellos a los que amáis después de que os hayáis ido.”
Y uno de los usuarios que comenta el post, ni corto ni perezoso, publica lo siguiente:
Lo que en español de a pie quiere decir: “Gracias chicos, es realmente muy confortable saber que mi mujer tendrá acceso a todos mis datos, que es lo peor que puede ocurrirme” ;-).
Bueno, al menos, humor no nos falta. Pero señores de Google, mejor que hagamos las cosas bien en vida, porque tras la muerte, todo se banaliza y relativiza…