Hace algún tiempo me encontré con un antiguo compañero del colegio. Había hecho “COU” con él, o sea que hace muchísimo que le conozco, más de 20 años. Bueno, casi 25… Se dedicaba a la bioquímica, y le pregunté interesado por lo que significaba ser “bioquímico”. Sin dudarlo, me contestó que un bioquímico era el biólogo que hablaba de química con químicos, de biología con biólogos y, entre ellos, de mujeres.
¿A qué viene esta tontería? Pues que ayer por la noche tuve el inmenso privilegio de estar en una cena con diversas personas involucradas en el mundo de la seguridad informática. Aprovechando viajes de varios a Madrid, y con esas extrañas coincidencias que se dan pocas veces, nos reunimos un buen grupo de gente de las que únicamente tenemos noticias a través de sus blogs, en Twitter, Facebook y algún SMS.
A fuer de ser sincero, pensé que la conversación, entre gambones, provoletta y entrecots estaría centrada en la seguridad informática. Pero cuán grande fue mi sorpresa cuando, estadísticamente hablando, el último tema que se trató fue ese.
Descubrí, con inmensa sorpresa, que uno de los contertulios estaba muy impresionado por determinados temas (sí, de seguridad) en los que estaba trabajando en los últimos días. Más allá de lo que podamos pensar, este amigo (déjame llamarte así) se encontraba alucinado y a la vez motivado por un tema “de los gordos”.
Otro de los amigos con los que compartí mesa nos descubrió un inmenso y a la vez meditado y erudito conocimiento sobre la historia bíblica y las religiones, una persona con la que nunca hubiera pensado debatir sobre algunos conceptos que, de verdad, me sobrepasaron por su profundidad y rigurosidad.
También cerca de mí pude debatir sobre la diferencia entre distintas ciudades, con un conocimiento y una precisión con la que nunca me había encontrado. Ojalá que todos aquellos que vivimos en distintas ciudades pudiéramos defender nuestro “terruño” con la misma pasión y sinceridad con la que lo hicimos, muchísimo más allá de lo que nunca pudieran soñar nuestros políticos.
¿Fue eso una reunión de expertos en seguridad informática? No, nunca. Fue una reunión de amigos, una reunión de gente interesada en saber más y mejor cómo funciona nuestro mundo, cómo son las personas y cómo disfrutamos cuando nos juntamos.
Eso es la seguridad informática. No es un grupo de frikis hablando sobre TCP/IP (bueno, alguna broma hubo), ni un montón de sabihondos destrozando routers. Fue, auténticamente, una reunión de hackers, intentando conocer más… en este caso, sobre las personas.