Recientemente acudí a una sala de cine de las que aún quedan en el centro de algunas ciudades a disfrutar de una de mis pasiones, el cine. La película elegida y muy recomendable fue “The post” (aquí traducida como “Los archivos del Pentágono”), del director Steven Spielberg y que, sin entrar en muchos detalles, narra una investigación periodística a la antigua usanza que marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos.
Baño de realidad
No obstante, antes de empezar la película hubo algo que me sorprendió. En medio de la gran cantidad de trailers y anuncios a los que nos tienen acostumbrados hoy en día antes de empezar la película en sí hubo uno que me llamó poderosamente la atención. Se trató del anuncio de una ICO (siglas de Initial Coin Offering), de una nueva criptodivisa que se apoya en los bonos por emisiones de carbono que desde hace tiempo utilizan muchos países para compensar por el exceso de emisiones contaminantes.
La sorpresa no fue tanto por la presentación de esta ICO (total, ya he visto otras mucho más raras) si no por el lugar en el que se promocionaba, con una audiencia de mediana edad (más cerca de la jubilación que del inicio de su carrera laboral). Me quedé observando las reacciones del resto de gente de la sala al escuchar palabras como blockchain, criptomonedas, ICO o tokens y, para mi sorpresa, muchos de ellos respondieron algo como “esto es como los bitcoins esos, ¿no?”.
Que alguien haya pensado una campaña así y la haya orientado a un público generalista con conocimientos muy limitados con respecto a todo lo que se mueve alrededor de las criptodivisas pero que supieron reconocer bastante bien de que se trataba me hizo reflexionar. Y es que acciones como esta, unidas a otras como las sesiones informativas en los que se buscan inversores sin experiencia da mucho que pensar sobre la penetración que todo lo relacionado con las criptomonedas tiene en nuestra sociedad actual.
El gran ciber-atraco
Lejos han quedado aquellos elaborados planes narrados en muchas películas de todas las épocas en los que se daban golpes increíbles para robar enormes cantidades de dinero en metálico, joyas o lingotes de oro. No son pocas las ocasiones durante los últimos años en las que hemos visto como los delincuentes han cometido robos en entidades financieras sin que nadie se diese cuenta hasta que ya era demasiado tarde. Y todo eso sin poner un pie en ninguna caja fuerte.
Pero los grandes golpes de los últimos años no los han sufrido únicamente las entidades financieras. Aquellas empresas que se dedican a realizar negocios exclusivamente con criptodivisas y a funcionar como intermediarios con los inversores para realizar transacciones también han estado y están en el punto de mira de numerosos ciberdelincuentes. En la mente de muchos aún resuena el incidente de Mt.Gox (responsable a comienzos de 2014 del 70% de todas las operaciones de bitcoin realizadas a nivel mundial) y como se esfumaron de golpe 850.000 bitocoins.
Y de nuevo nos encontramos en una situación similar, con una empresa especializada en la compra venta de criptodivisas como es Coincheck. Según anuncian en su web, se trata de la casa de cambio más importante de toda Asia y por eso el robo ha sido uno de los más importantes que se recuerdan.
Durante el pasado 26 de enero, representantes de esta empresa anunciaron la suspensión de operaciones y retiradas de efectivo de casi todas las monedas con las que operan tras haber detectado un acceso no autorizado a sus sistemas que provocó el robo de más de 500 millones de dólares en la criptomoneda NEM, una de las 10 primeras en capitalización según la web Coinmarketcap.com.
En la declaración oficial, los responsables de Coincheck anunciaron que se realizó una transferencia no autorizada a las 3 de la mañana (hora local de Tokio) del día 26 de enero desde la dirección NEM de la empresa por valor de 523 millones de estos tokens. Debido a la gran cantidad de dinero sustraído, el número de inversores afectados puede ser bastante elevado y por eso desde la empresa están poniéndose en contacto con ellos.
Consecuencias y consejos para inversores primerizos
Como siempre que se produce una noticia de este alcance la cotización de esta y otras criptodivisas no tardó en verse afectada, sufriendo un descenso considerable de su valor. Según vemos en el siguiente gráfico, podemos observar una fuerte caída en el valor que poco después se estabiliza hasta recuperar el valor que tenía antes de este incidente.
Este y otros incidentes demuestran que muchas de las empresas relacionadas con las criptodivisas aun adolecen de graves fallos de seguridad que permiten que robos de este estilo se sigan produciendo y recordemos que, por mucho criptodivisa intangible que se trate, al final estos activos tienen un valor monetario real que puede cambiarse por dinero, llamémosle, tradicional.
Fluctuaciones en el valor de las criptomonedas como las que vimos a mediados de enero son también algo con lo que inversores y mineros más experimentados han aprendido a lidiar con los años, pero que pueden hacer entrar en pánico a todos aquellos que se hayan sumado a esta nueva fiebre del oro digital recientemente, impulsados por la escalada en el valor de algunas de las criptodivisas más importantes que se vio durante 2017.
Tampoco se puede afirmar alegremente que las criptomonedas son un engaño, puesto que los beneficios obtenidos por muchos mineros y traders están ahí. Pero este tipo de inversiones no son para todo el mundo y requiere de cierta dedicación y sobre todo, de conocer unas medidas de seguridad mínimas. Muchos son los que aun confían en servicios online para almacenar sus carteras o las almacenan en sus ordenadores o dispositivos móviles sin aplicar medidas que dificulten su robo, sufriendo muchas veces robos que podían haberse evitado de haberlas aplicado.
Conclusión
Robos como el que acabamos de comentar destaca por la cantidad obtenida por los delincuentes pero, a menor escala, este tipo de delitos se producen prácticamente todos los días y tampoco son algo nuevo ya que venimos detectando incidentes de seguridad relacionados con las criptodivisas al menos desde 2011.
Así las cosas y viendo que cada vez más estas criptodivisas están aceptadas socialmente solo nos queda recomendar no dejarse cegar por la promesa de beneficios espectaculares a corto placo, invertir o minar con cabeza y, sobre todo, proteger las carteras digitales de todas las formas posibles porque, en caso contrario, veremos cómo se tira por la borda todo nuestro esfuerzo.