Sí, habéis leído bien el título de este post: es la última moda entre los adolescentes de Estados Unidos. «Ojipláticos» nos quedamos cuando leímos este artículo en el New York Times (en inglés), que puede resumirse en una frase: los adolescentes norteamericanos (nativos digitales, recordemos) intercambian con sus parejas los usuarios y contraseñas de sus redes sociales, e-mail y otros servicios web como prueba de su amor.
Es más, según dice el artículo, en muchas ocasiones utilizan las mismas para poder recordarlas de la manera adecuada y entrar de forma indistinta en las cuentas de uno u de otro. Así, confirman en el artículo, los dos pueden ver los mensajes privados que les llegan a cada uno y no caer en la tentación de ceder a instintos básicos, como los celos.
Lo que no aclara es si es la prueba definitiva de su amor o si además hacen lo más tradicional, como regalarse anillos, por ejemplo…
Estamos seguros de que a esta altura del post más de uno de vosotros está sonriendo, pero la cosa es seria. Lo que hoy es moda, mañana puede ser un gran problema. Para empezar, el amor eterno se encuentra raras veces, y menos si eres un adolescente. Por lo tanto, hay un alto índice de probabilidad de que estas relaciones tengan fechas de caducidad. ¿Y entonces? Suponemos que más de uno se acordará de cambiar sus contraseñas, pero en el frenesí del desenlace es normal que se olviden de los pequeños detalles.
Y si la ruptura ha sido conflictiva, como también suelen ser en la mayoría de las ocasiones (cuestión estadística), nadie podrá frenar a cualquiera de los miembros de su pareja a secuestrar su perfil en las redes, a compartir información desde su perfil (vaya usted a saber qué tipo de información, o de vídeos, o de fotos, o…).
Y vaya usted a un juzgado a poner una denuncia: «Mire usted, es que como prueba de mi amor le di las contraseñas a mi novio y ahora, claro, está utilizándolas en mi contra».
Todas las compañías de seguridad, así como otro tipo de organismos e instituciones, venimos educando y concienciando desde hace años sobre la necesidad de llevar a cabo determinadas buenas prácticas para crear contraseñas seguras y robustas, cambiarlas con cierta periodicidad, no utilizar la misma para diferentes servicios y, sobre todo, no dejar a la vista o en nuestro ordenador el típico fichero o nota con las diferentes combinaciones apuntadas, ya que podrían caer en manos no recomendables.
Y ahora nos encontramos con que todas esas medidas de seguridad, que siguen siendo totalmente recomendables, no valen para nada si al final le damos voluntariamente nuestros datos a nuestra pareja… Además, debemos recordar que Facebook ya ha protagonizado alguna que otra noticia por ser causa de un divorcio (no Facebook, sino los contenidos de los perfiles de alguno de los cónyuges, claro está).
Esperamos que esta moda sea tal, es decir, que se olvide y no contagie a otros países, porque pueden generarse problemas serios en un futuro cercano. Esperamos equivocarnos.
Desde el laboratorio de Ontinet.com, distribuidor en exclusiva para ESET, recomendamos a nuestros usuarios que se enamoren, que disfruten y que sean felices, pero que guarden sus contraseñas para ellos mismos ;-).
Yolanda Ruiz