Estimado Sr. Ethan Hunt:
Acabo de volver a ver sus películas, “Misión imposible”, en este caso la segunda parte. Lo primero de todo, no me engaña: sé que en realidad usted es Tom Cruise, pero se lo perdono, en el fondo es cine.
En sus aventuras también reconozco la mano de los guionistas, insisto en que es cine, pero Sr. Hunt, ¿no cree que se la lían muchas veces? Los planes son impresionantes, tengo que reconocerlo, igual se mete en un rascacielos que sale huyendo en una moto o persigue a los malos por tejados. Pero es que tiene usted mala suerte, caramba. Nunca consigue que las cosas le salgan bien a la primera.
Siempre hay un malo que se pone en medio, siempre se le cae al suelo algo importantísimo, o se le acaba el tiempo antes de que se le cierre la puerta. Pero claro, los guionistas son muy majos y todo sale bien. ¿Y si un día se enfadan y le montan una muy gorda de la que no pueda salir?
En seguridad informática hay una cosa que todo el mundo tiene (o más bien, debería tener) y se llama plan de contingencia. Es un plan que se pone en marcha si algo de lo que se está haciendo sale mal. Por ejemplo: pongamos que yo me dedico a la fabricación de tornillos, y todo va muy bien. Pero un día el proveedor de acero falla. ¿Qué haré? Esa salida, ese “Plan B” es lo que hará que la fabricación de tornillos siga su curso. A lo mejor el plan es echarse a llorar desconsoladamente en un rincón, pero sabe perfectamente qué hacer si algo falla.
En el caso de una infección por códigos maliciosos, habrá que ver si tenemos otros equipos que funcionen, copias de seguridad limpias que restaurar, logs que aclaren qué ha pasado, etc. Son muchas cosas para que la empresa siga funcionando, pero tienen que estar claras en el plan de contingencia.
Sé que quizá le pido mucho, Sr. Hunt, suficiente tiene con esquivar rayos láser conectados a alarmas, pero las empresas sí que deben tener esos planes, se están jugando mucho. Quedarse mirando una pantalla diciendo “¿Y ahora qué hago?” es lo peor que puede pasar: no haber previsto que algo pueda pasar. Luego ese plan de contingencia puede estar en un cajón acumulando polvo porque todo va bien, pero hay que tenerlo.
Así que la próxima vez que se cuele en un rascacielos, piense que quizá los vigilantes nocturnos quieran ir al baño. Una nimiedad no puede dar al traste con sus planes perfectamente urdidos. Tenga un plan de contingencia para estas cosas, igual que las empresas lo tienen para cualquier problema de seguridad informática.
Las empresas no actúan por impulsos. Lo tienen todo planificado, hasta las catástrofes. ¿O quizá soy demasiado optimista?
Atentamente,