El sector educativo se consolida como uno de los principales objetivos del cibercrimen en España


La transformación digital del sistema educativo ha mejorado la forma en que aprendemos y enseñamos, pero también ha convertido a los centros escolares en un objetivo prioritario para el cibercrimen. Según ESET, compañía líder en ciberseguridad, el auge de plataformas online, redes Wi-Fi compartidas y el uso cotidiano de dispositivos conectados ha incrementado de forma notable los riesgos de ataques, suplantaciones y filtraciones de datos en el ámbito educativo.

El sector educativo es uno de los más atacados en España: solo en el primer trimestre de 2025 se registraron una media de 4.484 ciberataques semanales, un 73 % más que el año anterior (CheckPoint, 2025). Los motivos son claros: los datos personales y académicos tienen un alto valor en el mercado negro y, además, muchos centros educativos cuentan con infraestructuras tecnológicas desactualizadas o poco protegidas.

 

Más tecnología, más exposición

 

Las herramientas digitales – desde plataformas de gestión educativa hasta aplicaciones de comunicación entre docentes, alumnos y familias – son hoy imprescindibles. Sin embargo, también han ampliado la superficie de ataque. Los ciberdelincuentes aprovechan cualquier descuido para infiltrarse en redes escolares o acceder a credenciales, usando técnicas como el phishing, el vishing o la manipulación mediante mensajes falsos que simulan proceder de profesores o directivos.

Aunque la inteligencia artificial no sea la causa directa de estos ataques, su proliferación sí ha contribuido a democratizar el acceso a herramientas avanzadas que facilitan la creación de fraudes más convincentes, como correos con lenguaje natural o audios falsificados. “La IA es una herramienta poderosa, y su uso ético o malicioso depende de quién la emplee. En el entorno educativo, el reto no es prohibirla, sino acompañar su adopción con formación y conciencia en seguridad digital”, explica Josep Albors, director de Investigación y Concienciación de ESET España.

 

Casos recientes en España

Los incidentes registrados en el último año evidencian que el sector educativo necesita reforzar su seguridad digital. En agosto, un joven fue detenido en Jaén por hackear la plataforma educativa Séneca y acceder sin autorización a los correos de más de 10 profesores para modificar calificaciones. Poco después, el portal Educacyl sufrió un ciberataque que afectó a trámites administrativos relacionados con becas y ayudas, exponiendo información personal y bancaria de cientos de usuarios.

Estos incidentes son un recordatorio de que la información académica tiene un enorme valor, tanto para los centros como para los ciberdelincuentes. En el entorno educativo, la ciberseguridad no puede tratarse como un tema secundario o técnico: debe integrarse en la gestión diaria del centro, igual que la protección física o la calidad pedagógica. La educación digital es clave para que profesores, familias y estudiantes comprendan los riesgos y sepan cómo actuar ante ellos”, comenta Albors.

 

Educar para proteger

La prevención es esencial para evitar posibles ataques en el ámbito educativo, por lo que ESET, compañía líder en ciberseguridad, recomienda una serie de pautas para reducir riesgos:

·         Comprobar antes de escanear o hacer clic: muchos de los enlaces fraudulentos llegan por email o se ocultan tras códigos QR. Implementar el hábito de “pausar y verificar” revisando el origen para identificar si es extraño es clave.

·         Evitar redes WI-Fi públicas no seguras: las redes abiertas pueden tener acceso a tus datos a la hora de conectarte. Lo mejor es usar una red personal o una VPN confiable para proteger tu información.

·         Activar la autenticación en dos pasos (2FA): añadir una capa extra de seguridad puede evitar el acceso no deseado a terceros, incluso si consiguen la contraseña.

·         Mantener los dispositivos actualizados: los sistemas operativos y aplicaciones actualizados son menos vulnerables ante fallos de seguridad, evitando el riesgo de ser víctima de malware o ransonware.

·         Monitorización de las herramientas online del ámbito educativo: los servicios de gestión de dispositivos y algunas aplicaciones en la nube podrían comprometer la seguridad y el bienestar si se usan de forma fraudulenta.

·         Promover la alfabetización digital desde casa y el aula: educar sobre los peligros online crea una cultura de confianza responsable y conciencia sobre la importancia de protegerse frente a estos ataques.

Cuando hablamos de ciberseguridad en la educación no solo se trata de proteger dispositivos o contraseñas, sino de crear un entorno digital más confiable para aprender. Si adoptamos hábitos seguros y fomentamos la alfabetización digital, conseguimos reducir significativamente los riesgos de suplantación de identidad y de interrupciones por ciberataques. Al mismo tiempo, ayudamos a que los estudiantes sean más críticos y responsables con su identidad digital, lo que se traduce en un aprendizaje más seguro y duradero”, concluye Albors.

 

Continúan las campañas de email con falsas facturas en PDF usadas para el robo de credenciales